Liderazgo & Emociones
- gonzalezdalessandro
- 25 sept 2016
- 2 Min. de lectura

Vivimos en un mundo globalizado y cambiante. No existe ser viviente que no cambie y se mueva; el cambio constante es la esencia de la existencia en sí misma. Se pudiera decir que el presente se convierte en pasado y que ambos determinan el futuro.
Los tiempos actuales requieren de diferentes perfiles de Liderazgo según las distintas esferas del quehacer humano. De la misma forma que se requiere de un nuevo Liderazgo político, educativo y científico, también es necesario un Liderazgo novedoso; es por ello que en este artículo se recogen los principales conceptos y fundamentos básicos acerca del Liderazgo. La palabra Liderazgo proviene del inglés "to lead", que significa guiar. Para algunos autores, el Liderazgo consiste en transformar una organización impersonalizada en una institución de personas. Para otros, es el proceso de influir y dirigir las actividades de los miembros de un grupo, relacionadas con una actividad en común. El secreto del líder consiste en conquistar el entusiasmo, lealtad, iniciativa y entrega del corazón de sus subordinados.
Liderar es un arte decía Perón en su libro Conducción Política y no sólo basta con el carisma o con el instinto más o menos acentuado que se posea para ejercerlo. Hay que desarrollarlo conociendo y practicando los principios que surgen de la experiencia y de los avances de las ciencias humanísticas. (EL LÍDER SE HACE).
Los grandes líderes son personas motivadoras, personas que despiertan nuestro entusiasmo y alientan lo mejor que hay en nosotros. Cuando tratamos de explicar su especial habilidad se relaciona con nociones como la planificación, la previsión o el poder de las ideas, pero la realidad es más sencilla: los grandes líderes son personas que saben manejar las emociones.
Cuando los lideres encauzan las emociones en una dirección positiva, movilizan lo mejor de las personas y provocan un efecto que se llama resonancia. Cuando por el contrario, lo hacen en una dirección negativa, generan una disonancia que provoca los cimientos emocionales en los que se asienta todo posible desarrollo. De ello, que la competencia de los líderes en esta situación emocional primal, es la que determina, en gran medida, que una organización florezca o, por el contrario, se marchite.
El hecho de que un líder haga sentir bien, genera la eficacia mental, permitiendo que las personas asimilen mejor la información, fomenten el uso de las reglas de la lógica y flexibilicen el pensamiento. Los estados de ánimo positivos nos ayudan a percibir más positivamente los hechos y a los demás, lo cual contribuye, a su vez, a cobrar mayor conciencia de los recursos de que disponemos para alcanzar un objetivo, al tiempo que alienta la creatividad, favorece la toma de decisiones y nos predispone a la acción.
El modo en que el líder gestiona y canaliza las emociones para que un determinado grupo alcance sus objetivos depende de su grado de inteligencia emocional. En este sentido, los líderes emocionalmente inteligentes despiertan de manera natural la resonancia y su pasión y entusiasmo reverberan en todo el grupo.
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